Abd Allah Ibn Al Muqaffa: Famoso traductor del Pahlavi al árabe; tradujo los cuentos de la saga “Bidpai”, lo que en la literatura árabe conocemos como “Kalila Wa Dimna”. Fue uno de los creadores de la prosa secular árabe, y algunos han llegado a decir que fue el primero en introducir la lógica aristotélica al mundo islámico; además, fue uno de los escritores de textos que, utilizando el dualismo persa, atacaban algunos de los principios básicos del Islam, así como de la revelación, siendo esto muy extraño, pues según los datos que tenemos de Ibn Al Muqaffa, éste se asumía así mismo como musulmán. Debido a esto, fue ejecutado en 139 h / 776 d. C. bajo la acusación de pertenecer a la herejía conocida como Zandaqah (Maniqueísmo). Cuando los Abbásidas impulsan las labores de traducción, mucho del vocabulario que se presenta en su versión de Kalila wa Dimna es usado como auxiliar para verter términos difíciles de traducir, ya fuera del griego o del siríaco, al árabe, sobre todo los términos filosóficos que presentaron este tipo de dificultades.
Abd Al Karim Qasem: Brigadier iraquí que junto con Abd al Salem Aref dirigió el movimiento de los Oficiales Libres de Iraq para derrocar a la monarquía pro británica. Apenas hubo caído el régimen, comenzaron a surgir diferencias entre los dos, pues Qasem quería mantener la revolución iraquí al margen de la hegemonía panarabista de Naser en Egipto, mientras que Aref y las facciones que lo apoyaban buscaban unir el cambio político iraquí a la República Árabe Unida, que encabezaba el movimiento panarabista de Naser. Al principio, Qasem logró imponerse con la ayuda del Partido Comunista Iraquí, los Kurdos y los shiíes. Sin embrago, pronto la concentración del poder en su persona le llevó a marginar a sus aliados y a reprimir a la oposición (el 2 de Enero de 1960 se promulgaba una ley que bloqueó la legalización del Partido Comunista Iraquí, del Baaz, los Hermanos Musulmanes, los naseristas, etc.). En 1963 fue ejecutado luego de que el Baaz consiguiera con éxito llevar a cabo un golpe de estado que puso fina su régimen.
Abd Al Malik: Quinto califa Omeya. Durante su gobierno se acuñaron las monedas que conformaron el prototipo del resto que en el futuro se acuñaran, con letras en árabe y mensajes religiosos que proclamaban la Unidad de Dios y la misión profética de Muhammad. Además de esto, Abd al Malik realizó un programa de obras públicas como el mejoramiento de carreteras y la construcción de mezquitas, de las cuales la más famosa es la de La Cúpula de la Roca en Al Quds (Jerusalén) en 692 d. C. A su llegada al poder, Abd al Malik tenía el predicamento de enfrentarse a varios enemigos que amenazaban a la dinastía Omeya como los jariyíes, los shiíes, Ibn Zubayr, el cuál se había revelado con ayuda de la aristocracia quraysh, etc.Hacia el año 700 d. C. decretó que la única lengua utilizada para la administración califal debía ser el árabe, dando una razón para la paulatina arabización de quienes quisieran formar parte de ella.
Abd al Salam Aref: Coronel Iraquí que junto con Abd Al Karim Qasem encabezó el movimiento que derrocó el régimen monárquico en 1958. Por diferencias con Qasem, que se negaba a unir la revolución iraquí a la de Naser en Egipto, fue enviado a prisión. Tras el golpe de estado de 1963 con el que Qasem fue derrocado asciende al poder y, apoyándose en las diferencias entre los baazistas y los naseristas, se apoya en éstos últimos y se dedica a marginar a los primeros, al percibirlos como una amenaza a su poder. Centraliza el poder de una forma todavía más rígida que Qasem, asociándose también con los sectores religiosos, políticos y económicos más conservadores. Pero en 1966 muere en un accidente de helicóptero que, se cree, fue un atentado.
Abu Muslim al Jurasani: Líder de los ejércitos de la revolución abbásida en Jorasán.
Abu Tamin Ma'add al Mu'izz (Califato de 341 h / 953 d. C. – 365 h / 975 d. C.) Tercer califa fatimí cuyas tropas vencieron en Egipto, entrando en Fustat (el Cairo Viejo) el 17 de Sa'ban del 358 / 6 de Julio de 969, junto al cuál se levantó una nueva ciudad, Al Qahira (la Victoria) que dio el nombre a lo que hoy es El Cairo.
Abu Ya'far Muhammad ibn Jarir al-Tabarí: Muerto en 923 d. C. Fue un famoso historiador de origen persa proveniente de una familia terrateniente de la región que se extiende a lo largo de las orillas meridionales del mar Caspio. Tabarí pasó casi toda su vida adulta en Bagdad y se convirtió en una gran autoridad en la interpretación del Corán y en la historia del Islam. Él fue el gran sistematizador de la información disponible sobre los acontecimientos de los primeros tiempos del Islam, así como de las conquistas árabes, alcanzando su obra una importancia tal que se convirtió en la principal fuente de todos los historiadores posteriores que intentaron reconstruir la historia de ese período.
Ahmad Hasan al Bakr: Fue vicepresidente de la República iraquí bajo mandato de Aref, pero quedó marginado políticamente hasta 1968. Organizó el ascenso al poder del Baaz y, junto con Saddam Husein dirigió la república hasta 1979, año en el que Hussein logra desplazarlo en el poder e imponerse.
Amr Ibn Al As: Perteneció a la tribu de los Qurayshíes de la Meca, se dice que accedió a jurarle lealtad al Profeta en 628 d. C. a cambio de que se le perdonasen sus pecados pasados (sobre lo que algunos entienden que se refiere fundamentalmente a su oposición a Muhammad), así como que se le permitiese participar de los asuntos públicos, lo cuál le fue concedido. Amr se convirtió en el representante típico de la nueva élite que tras la muerte del Profeta se fue conformando en torno al naciente gobierno centralizado en La Meca y Medina, cuyos miembros se creían superiores incluso a los compañeros del Profeta. Fue heredero de una propiedad cerca de Tā’if, ciudad famosa por sus uvas y pasas, y en una muestra repugnante de arrogancia llegó a decirle a un mensajero del califa Umar que, mientras su padre había vestido trajes de seda con botones de oro, el del califa se ganaba la vida cargando leña.
Fue enviado por el califa Umar como dirigente de la expedición árabe hacia Egipto. Con aproximadamente 3 mil hombres partió de Damasco, atravesó el Sinaí y cruzó el Nilo, saqueando cuanto se le cruzó en el camino, retirándose hacia el Este para evitar que la inundación anual del Nilo le aislara de Palestina, desde donde le llegaban refuerzos. Cuando los bizantinos cruzaron el Nilo para desalojarlo de sus posiciones, Amr Ibn al As dominaba el camino del Sinaí y los pozos del agua situados detrás de él.
En la llamada Batalla de Hieliópolis, los musulmanes hicieron que los bizantinos huyeran y se encerraran en Babilonia de Egipto (Babalyun). Amr Ibn Al As y su ejército pusieron sitio a la ciudad y, siete meses después, logró su rendición.
En 641 d. C. derrotó a los griegos en Niqyus e inmediatamente puso sitio a Alejandría, que se rendiría pacíficamente y mediante un convenio que daba tiempo a los bizantinos a desalojar la ciudad sin prisa y respetar a los judíos y cristianos que decidieran quedarse.